martes, 28 de agosto de 2007

Primavera sin amor

Enamoramiento. Estado de conmoción de los sentidos, reversible, como una campera de lluvia.
De un lado, floreado optimismo, del otro, verde color olvido. La capucha puede extraerse. Extirparse como algo molesto.
La llevo puesta. Nublado panorama, perfecto su uso. Su adaptación me hace sonreir.
La campera y yo danzamos, una.
Y crece, calor.
Crece, y me separa. La abro. Ventana al viento.
Crece, calor.
Dudo. Arrebato de impaciencia, me la saco.
Cuelga de mi brazo. Duda en su fracaso.
Sabe a donde irá.
Pasea, se balancea.
Termina el viaje, su uso, igual.
Destino definitivo.
El placard abre su puerta. Y en la percha se acomoda, como muerta.

sábado, 25 de agosto de 2007

Los 60 y los 70 fueron los mejores años de mi vida, y ni siquiera los viví!

Qué años los del hippismo!, a veces creo haber nacido en el tiempo equivocado. Montones de energía, rebelde y pacifista, vive inerte en un cuerpo que transita un mundo globalizado, que se dedica a ofrecer celulares con funciones innecesarias.
Cualquiera creería que es la situación ideal para el cambio, pero ¿cuántos de mi generación lucharían por sus ideales? El pasado está muerto, y aquello que no los toca directamente no es digno de su atención.
Esperen, esperen a que les golpee el hombro. Lo creyeron sepultado. El pasado tiene pies, y camina silencioso. Pronto estará parado frente a ustedes.

Y mientras yo me transporto a un tiempo de psicodelia y me pierdo en los colores del flower power, la masa camina con los ojos vendados, al tiempo que responde a la pregunta: efectivo o tarjeta?
-Efectivo

jueves, 23 de agosto de 2007

Pájaro de la Locura (Aquelarre)

No camines en el va-cí-o
que nadie vendrá por vos
Unos segundos estás aqui
y no los podés vivir
Nadie te preguntó si lloras al dormir
desde que comenzó tu sueño original

Hay en la habitación una tierna leyenda ah
Pajaros muertos en el mar
Pajaros muertos en el mar
Pajaros muertos en el mar
El oso los mira sin temor
desde el crecimiento del sudor

¿Quién podría explicar estos versos? Estoy enamorada de ellos y sigo sin comprenderlos...

lunes, 20 de agosto de 2007

moradores extraños de mi interior

Personajes siniestros habitaban dentro de mi. La puja se hacia insostenible. A veces peleaban por el control remoto. Se sucedían tempestades en mi interior. Y ellos comandaban zappings violentos, que terminaban casi siempre en Jorge Rial o la novela del mediodía.
Y las heridas eran irreversibles. Trastornos severos de la identidad. Aunque en ocasiones podia recuperar el control. Y los intrusos huían despaboridos, en el momento en que mi carcajada estridente les hacia notar la imagen de Jerry Seinfeld en la pequeña pantalla incandescente.

domingo, 19 de agosto de 2007

Mi naturaleza, eternamente incongruente

Me cansé un poco de ser invisible. Siento como el aire me atraviesa. Es casi doloroso. No tengo estabilidad. Soy casi un bostezo.
.
.
Un parpadeo,
y desaparezco.

sábado, 18 de agosto de 2007

partituras que construyen mundos

Me han regalo un teclado. No, no uno de computadora, uno musical.
Y me he quedado como ipnotizada, casi idiotizada, podría decir, si me gustara insultarme a mi misma, que no es el caso.
¿Cuántas cosas se han escrito sobre la música? No quiero ahondar en el tema, pero es inevitable que al desprenderme de ese estado de ausentimo, que me captura durante un momento musical, me sorprenda de lo grandioso de sus posibilidades. Un mundo se abre, se divide para que entrés en él, te invita a pasar.
-Vení, te dice, vení, creá...acá esta todo, todo lo que necesitás
Y al principio intranquila, insegura, traté de entender...y seguí jugando. Y aún hoy, cuando me parece haber comprendido algo, cuando me parece que se como colocar las partes, los legos para crear mundo idílicos que se levantan ante mi, y que de ellos, pueda trepar, para lograr ver un poquito más alto, me doy cuenta que las posibilidades son infinitas. Y de eso se trata, y es un poco lo que la música me hace sentir.

viernes, 17 de agosto de 2007

Camuflada

Volví, camuflada, invisible en un bosque de blogs, insignificante por elección, y por una simple razón: quería.
Y mirando para abajo, me golpee la cabeza, y me desprendí del fastidioso orgullo que no me dejaba escribir, y ahora viajo en una balsa que me lleva un poco para donde quiere.

Estrategias, caminos alternativos. Debemos apelar a ellos cuando nos gana la frustración. El paisaje se pone negro, se apaga la luz.

-Tantee, le digo con énfasis (lo trato de usted) Tantee va a ver que aparecen.
Yo se que no entendió, pero me hace caso, cual perro amaestrado, y empieza a tocar de forma desprolija a su alrededor. Siento que exclama (lo ha descubierto), al instante se prende la luz.
Ambos podemos ver los nuevos caminos (aunque yo ya supiera que estaban ahí) Se rearma la escena.
-Tenia razón, me dice entusiasta y confiado, siempre tuvo razón, los caminos estaban allí.
-Han nacido para usted, en este instante, tanto como para mi. La creación es radiante, al igual que la muerte.
-Pero ya lo sabia, usted sabia que existían, insistió casi corroborándolo
-Yo solo he sabido pronunciar las palabras correctas que le han servido de guia, usted a descubierto esto solo, y me ha hecho descubrirme a mi junto con los caminos, pues yo desconocía el poder de mi intuición, hasta que me mostró cuanto tenia de real y adivinatoria.
-Entonces ha sido obra de ambos.
-Le regalo mi parte, le dije conociendo el sentido oculto de estas palabras. Ha sido toda obra suya. Saboree la gloria, le pertenece toda.
El sonrió, aunque un tanto sonrojado, le parecía sentir esa gloria aglutinada en su bolsillo, y del lado externo de su ropa, su mano jugueteaba como queriendo no dejarla escapar. Asegurándose que continuaba suya. Se distrajo unos instantes.
-Maestro! espéreme, me grito, mientras corría hacia mi sombra, atolondrado.
Y yo ya me había perdido en otra vertiente, otro camino, una escalera que iba hacia algún lugar, me había esfumado por completo.

-Tantee...tante....tantee, mi voz se convirtió en un susurro inteligible, que emanaba del bolsillo arrugado del alumno.

Ya no era gloria. Fusionado junto a mis palabras, obsequié lo que quedaba de mí.
La inevitable transfiguración se había producido.