Recetario de poesías voraces
Que carcomen los espacios vacíos
Se suicidan los momentos
uno a uno,
en un eterno desvanecer adrenalínico.
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Las palabras nos engañan
o nosotros entramos voluntarios en su juego.
Aceptamos aquellas reglas de seducción
o ella toman nuestra mano y elijen ser.
Posesionan nuestros pensamientos
y los dirigen como un rayo fugaz,
o se vomitan todas juntas en una hoja.
