viernes, 22 de febrero de 2008

La ceguera materna

Y si no digo nada?
La situación podría ser mucho peor. De hecho podría ser terrible.
Él despertaría y descubriría que ha vivido en este mundo de mentiras que he creado para él.
Y con que fascinación. Sí!, porque tiene mis ojos, y mucho más que mi ojos, se ha llevado al trabajo una mirada mía, capturada en un frasco de vidrio.
Cuando llega, la pone sobre la mesa mientras se sirve un poco de Terma en el vaso.
Y el mantel se arruga, porque sabe que lo voy a planchar apenas se vaya.
Que gusto el mio, cuando su mandíbula mastica, mi mundo se estremece!
No podría ser menos, cuando me salpica el delantal de saliva y me grita que se acabó la mayonesa. La vida con él es encantadora. Una sucesión de goces matinales.
Me deja la ropa sucia desparramada en la cama, porque sabe que nadie mejor que yo para clasificarla...
Y apenas se notan los 40, eh...Hoy lo espero con la torta de durazno y crema que tanto le gusta.
Qué encanto, salió a mi!


Mi hijo es único.

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