Confieso estar enteramente aburrida. Vivo a la espera de algo que no llega y en la total
ignorancia de qué sea. Ni siquiera puedo intuir la
naturaleza de aquello con lo que busco toparme. Sin embargo lo espero con devoción religiosa. Le soy fiel hasta el último instante del día, en que cierro los ojos y me voy a dormir. Y aún en este lapsus último, deseo que se me presente en sueños una imagen, una persona, un susurro que me diga que hacer.
1 comentario:
Más relajación
no tanta tensión
y entonces sonará la canción.
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