lunes, 16 de septiembre de 2013

Entre las entrañas y mi cuerpo hay un solo paso.
No es solamente que me renueve en un instante
o me vuelva primavera en enero,
es que la ventana de mi vida
tiene los postigos abiertos.

No vayas a creer que
el péndulo es humano,
solo marca los quehaceres cotidianos.
La marcha se vuelve siniestra,
a ojos cerrados
transitan las hormigas,
tu vereda suspendida.