Resulta como un vaho de bienestar
o un cúmulo de suspiros,
un ensueño genuino
o una caricia olvidada.
Lo laxo que persevera temeroso
Un silencio que es cantar introyectado.
Una finitud desafiada a cada instante.
Las horas parece que no pasan
y sin embargo el final se acerca de rodillas.
¡Domingo no termines conmigo!
que ya te hice parte de mi piel.
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